Black Adam, critica de la película

Black Adam se presentó como una película que marca un nuevo comienzo para DC. Y en cierto modo lo logra, pero teniendo en cuenta que es una producción que lleva una década y media en desarrollo, es una realidad que está muy lejos de lo innovadora y revolucionaria que podría ser.

No es ningún secreto que Warner Bros. hoy intenta alejarse narrativa y visualmente de los matices oscuros que intentó Zack Snyder en las primeras entregas del DCEU. Llega a un público más amplio. Y uno en el que, por cierto, también hay sitio para niños. En definitiva, el objetivo de Warner es utilizar una fórmula que funcionó bien para Marvel Studios: ahora el humor y el color son bienvenidos. Black Adam se elabora con esta fórmula de principio a fin.

La película tiene un tono ligero y los personajes bromean constantemente entre ellos. Algunos hacen esto más que otros debido a su personalidad. Pero el humor está presente en la mayor parte de la película en mayor o menor medida. Le da a la historia un ritmo dinámico de cierta manera. De igual forma, el filme utiliza colores muy vivos y llamativos en el vestuario de los personajes. Lo mismo ocurre con los efectos visuales utilizados en los superpoderes de los héroes. Destacan a la perfección, pues como localización principal, la ciudad del desierto, con sus tonos amarillentos, crea un agradable contraste a la vista.

Dirigida por el español Jaume Collet-Serra, Black Adam es un auténtico festín de acción y secuencias increíbles, sin duda. En términos de efectos visuales, Black Adam es de primera categoría en comparación con otras películas de DCEU. Desde una perspectiva visual, es una maravilla, ya que cada escena de pelea que se nos presenta es un verdadero placer. Ya sea la coreografía, los efectos generados por computadora o la música de fondo, cada secuencia de acción está cuidadosamente diseñada para disfrutarla plenamente en la pantalla grande.

Y hablando de música, vale la pena hacer unos paréntesis para enfatizar este punto, porque la partitura compuesta por Lorne Balfe es una auténtica joya. Tanto épica como impresionante, la partitura del compositor británico encaja perfectamente en la película. Cada canción tiene su propia personalidad y cada melodía se sitúa en el escenario adecuado. Si hay algo con lo que DC tiene que identificarse, es siempre dar en el clavo cuando se trata de música. Los compositores Hans Zimmer, Rupert Gregson-Williams, Tom Holkenborg y Hildur Guðnadóttir son una clara prueba de ello.

Se apreció que los orígenes de Black Adam se establecieron y presentaron correctamente en la película. Sin embargo, es muy preocupante que la Sociedad de la Justicia sea prácticamente un ejecutor y en ningún momento ahonde en el pasado de ninguno de sus cuatro integrantes. Parece una oportunidad perdida. Solo podemos esperar que este error se solucione en futuros proyectos de DCEU.

La película cumple excepcionalmente su propósito central: entretener a los espectadores. Si una cosa es cierta, es que el público nunca se cansará de Black Adam. La película no se atreve a romper la fórmula típica que hemos visto en las películas de superhéroes en los últimos años. En el lado optimista, eso es algo bueno porque la película va sobre seguro y sabe en todo momento que no dejará a la audiencia buscando entretenimiento. Black Adam cumple lo que prometió en sus avances. Dwayne Johnson es un showman naturalmente desde sus días de lucha en la WWE y esta película lo demuestra una vez más. Su carisma brilla a través de la pantalla a pesar de que su personaje requiere que controle sus emociones y muestre muchas expresiones faciales.

Enrique Alonso

Escribir sobre cine es para mí una pasión que me permite compartir mis conocimientos y opiniones con un público interesado en el tema. Me encanta analizar películas, series y documentales desde diferentes perspectivas, incluyendo su producción, su impacto cultural, sus interpretaciones y su recepción por parte del público.