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La sirenita, crítica: un tímido tributo a la original que no logra deslumbrar

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La nueva versión de #LaSirenita que se estrena en los cines este fin de semana es una adaptación fiel del clásico animado de Disney de 1989, pero que no consigue capturar la magia y el encanto de la obra original. A pesar de contar con un reparto diverso y talentoso, una banda sonora renovada y unos efectos visuales impresionantes, la película se queda corta en ofrecer algo nuevo o sorprendente al público.

1366 2000

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La historia es la misma que todos conocemos: Ariel (Halle Bailey), una joven sirena hija del rey Tritón (Javier Bardem), se enamora del príncipe humano Eric (Jonah Hauer-King) y hace un trato con la malvada bruja del mar Úrsula (Melissa McCarthy) para convertirse en humana por tres días a cambio de su voz. Con la ayuda de sus amigos Flounder (Jacob Tremblay), Scuttle (Awkwafina) y Sebastián (Daveed Diggs), Ariel tendrá que conseguir que Eric la bese antes de que el plazo se acabe o perderá su alma para siempre.

La película respeta casi al pie de la letra el guion y las canciones de la original, con algunas modificaciones menores para actualizar el contexto y el mensaje. Por ejemplo, se le da más protagonismo y personalidad a Eric, que deja de ser un simple interés amoroso para convertirse en un aventurero y un ecologista. También se profundiza en la relación entre Ariel y su padre, que pasa de ser un tirano autoritario a un padre preocupado por el bienestar de su hija. Y se le añade más humor y carisma a Úrsula, que sigue siendo una villana temible pero también divertida y sarcástica.

Sin embargo, estos cambios no son suficientes para compensar la falta de originalidad y riesgo de la película, que se limita a recrear escenas y diálogos ya vistos sin aportar nada nuevo. La dirección de Rob Marshall es correcta pero poco inspirada, y no logra transmitir la emoción y el romanticismo que se esperaría de una historia como esta. Los actores hacen un buen trabajo, sobre todo Bailey, que interpreta a una Ariel dulce y valiente, y McCarthy, que se luce como una Úrsula maléfica y seductora. Pero ninguno consigue superar a las voces originales ni crear una conexión real con el espectador.

La parte más destacable de la película son los efectos visuales, que recrean con gran detalle y realismo el mundo submarino y sus criaturas. Los colores, las texturas y los movimientos son impresionantes, y hacen que el espectáculo sea digno de ver en una pantalla grande. La banda sonora también es notable, con nuevas versiones de las canciones clásicas que mantienen su esencia, pero con arreglos más modernos y variados. La canción más memorable es “Bajo el mar”, que se convierte en un número musical lleno de ritmo y alegría.

En definitiva, La sirenita es un tímido tributo a la original que no logra deslumbrar ni emocionar al público. Es una película entretenida y bonita, pero que no aporta nada nuevo ni innovador al género ni a la historia. Se queda como una copia innecesaria y olvidable de un clásico que sigue siendo insuperable.

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